Capítulo 4: Nuestro territorio: así nos vemos y nos imaginamos en nuestro día a día

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Resumen

Las anteriores páginas dan cuenta del sentir de nosotras las mujeres y de las diferentes problemáticas que hemos vivido. Pensar en el Naya no implica solo lo geográfico, sino la misma complejidad y dificultad para expresar o definir el territorio. Nuestra relación con aquel va más allá de los límites que hemos construido a lo largo de la vida; en este ejercicio de ver nuestra realidad nos hemos dado cuenta de que a veces no somos cons- cientes de que no poseemos el territorio que habitamos. Hemos reflexionado como nayeros y nayeras, pero aún nos hace falta llegar a un acuerdo para definir si la propiedad que queremos es colectiva, individual, o ambas, y conseguirla. Tal vez la no conciencia de la tenencia de la tierra es porque siempre hemos vivido en el Alto Naya y lo sentimos nuestro, sin necesidad de que una entidad diga que lo es. Algunos pensamos que porque pagamos una tierra es nuestra; “los indígenas tienen mayor con- ciencia de la propiedad colectiva y la organización del cabildo, pero los demás colonos no tienen esa claridad” (Encuentro de mujeres, Santander de Quilichao, 2015).

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Herrera, D. (2016). Mujeres de alto naya construyendo memoria de vida en el conflicto. Bogotá: Ediciones USTA.

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