sienten los problemas de la organización/ área como suyas propias. Al respecto, Cortese (2005) señala que los hombres en su gestión directiva se caracterizan por ser más competitivos y orientados a triunfar, ya que representan destrezas de un gerente efectivo, lo cual supone el logro de metas organizacionales en algunos casos mediante el uso de su posición y autoridad organizacional (Koenig, Eagly, Mitchell y Ristikari, 2011; Lipman-Blumen, 1996; Rosener, 1990). Adicionalmente, se ha evidenciado que los hombres trabajan de forma unipersonal más que con una perspectiva de equipo; su visión se enfoca en la estrategia organizacional y se han asociado con la capacidad de innovación y liderazgo (Jorna et al., 2016). Igualmente, Dirks (2000) indica que la confianza de los colaboradores en sus directivos incide en su desempeño, en cuanto estos asumen con mejor actitud tanto las actividades, metas, toma de decisiones y roles, generando un esfuerzo superior por lograrlos a través de su trabajo.